La vida se mueve rápido y es fácil encontrarnos en piloto automático: haciendo varias cosas a la vez, con prisa o preocupados por lo que viene después.
A veces terminamos de comer y no sabemos ni que comimos, o llegamos a un lugar o no recordamos cómo llegamos allí. Nuestra boca ingirió los alimentos, pero no los saboreamos; nuestro cuerpo o carro se desplazó de un punto a otro, pero no notamos el camino.
Aplicar el Mindfulness día a día o lo que es lo mismo, sostener la Atención Plena en nuestra vida cotidiana, nos permite hacer una pausa. Esa pausa nos ayuda a regresar al momento presente y a traer más conciencia, calma y elección a nuestra vida diaria. Nos permite saborear la comida y ver el camino...
Al practicar Mindfulness, aprendemos a reducir el estrés, responder con mayor habilidad a los retos y apreciar los pequeños momentos que a menudo pasan desapercibidos.
